Estrellas en el Messenger.
Cuenta la leyenda que hace unos años atrás, se encontraron dos estrellas en el Messenger. Una de ellas con una característica muy particular...
-Yo he vivido mucho tiempo en el planeta tierra. –Le decía una estrella a la otra, y ponía cara de nostalgia -Hace miles de años caí a la tierra por un accidente. Me salí de mi órbita y llegué a la superficie terrestre. Luego de unos años y producto del viento, las lluvias y todos los eventos climáticos, quedé al ras con la superficie. O sea, cuando la gente camina, pasa sobre mí y no se dan cuenta que no es tierra. No se dan cuenta que soy una estrella.
-Yo he vivido toda mi vida en el cielo –Dijo la otra para responder –Nunca he ido a otro lugar. Siempre con los mismos amigos y con muy poca gente que me mira...
-A mí me mira mucha gente. –Interrumpió la “estrella terrícola”, con cara pensativa. –La mayoría de las personas camina viéndome y otras pocas no me despegan la mirada.
-Los que me miran a mí, son muy pocos. Yo creo que porque estoy muy lejos. Además todos son iguales y todos terminan en el mismo lugar...
-Los que me miran a mí, también son iguales entre sí; y también llegan todos al mismo lugar. Pero es un lugar distinto al que llegan los que te miran a ti. Los que me miran a mí, son la gran mayoría del planeta, pero lamentablemente... eeh, no terminan bien. – Dijo la estrella de la tierra, con el rostro compungido.
-En el caso de los que me miran a mí, es totalmente distinto. Todos terminan bien, felices.
-Sí, sí sé que los que te miran tienen algo especial y los hace ser felices y triunfadores, pero desgraciadamente los que me miran a mí son más que los que te miran a ti. Son más los que terminan mal, que los que terminan bien... ¿y qué tal si...?
-¿Estás pensando lo mismo que yo? –interrumpió la otra estrella. -Si todos los que te miran a ti, terminan mal y todos los que me miran a mi terminan bien. Mejor cambiemos de lugar. Yo me voy a la tierra, donde todos me mirarían y tú te vienes al cielo. Así la mayoría llegaría a la felicidad y sólo unos pocos terminarían mal... ¿qué te parece?
-No me parece bien... –dijo la estrella, con cara de risa –¡Me parece excelente!
-¡OK! Hagámoslo de inmediato.
(Al cabo de unos años y nuevamente en el Messenger, se volvieron a encontrar las dos estrellas...)
-Hola, ¿te acuerdas de mí? –Preguntó una para entablar conversación.
-Por supuesto. Tú eres la que vivías en el cielo y que cambiamos posiciones. –Respondió la otra estrella.
-Sí. Supongo que ya te diste cuenta que nuestro plan no resultó. –Dijo una con cara de pena.
-Sí, ya me di cuenta. Ahora no queda otra opción. Tú te quedas en la tierra y yo en el cielo.
-Sí nos queda una opción –Dijo la estrella que estaba en la tierra. –¡Brilla! Brilla con todas tus fuerzas y yo me pondré lo más fea posible. De esa manera podremos captar la atención de los que aún no saben que mirando hacia arriba terminaran mejor.
-¡OK! Eso haremos. Adiós.
-Adiós.
“No quiero añadir mucho. Sólo quiero motivarte a que vivas mirando las estrellas del cielo. Ya son muchos los mediocres. Esta tierra necesita que te atrevas a soñar en grande. Hay muchos grandes sueños, pero muy poca gente que se atreve a soñarlos.
Por último, no me digas que caminas mirando al suelo para no tropezarte, si miras las estrellas del cielo, sin darte cuenta esquivarás los escollos del camino. Pero hazlo, porque la vida te necesita.”
Con Cariño, Cristian San Martín.