Muy buenos días a todos, hoy vamos a aprender una receta muy, pero muy fácil: “Versículos graneados”.
Primero, cubra la base de su entendimiento con aceite de oliva. Luego, sobre el aceite esparza los granos de versículos hasta hacer una capa uniforme sobre el aceite de la base del entendimiento.
A la olla, agregue una pizca de aliños de vivencias personales, un poco de sal de datos curiosos, y las verduras que encuentre necesarias para darle un sabor adecuado, ya sea, cebollas de emociones, zanahorias de creatividad, ajo y apio.
Luego de que puso todos los ingredientes en la olla del entendimiento, proceda a freír a fuego lento y con un tostador debajo de la olla. El fuego del Espíritu y el tostador de la razón le darán poco a poco un tono cristalino a los granos de versículos.
Mientras se fríen los granos de versículos y todos los aliños y verduras, ponga a hervir agua. La medida de agua dependerá de la cantidad de granos de versículos que usted esté preparando, o sea, por una taza de granos de versículos, dos tazas de agua.
Una vez que los granos ya estén fritos y el agua de lo vivencial esté hervida, proceda a echar el agua a la olla.
El agua de lo vivencial le dará la cocción necesaria para que la comida sea comestible para las personas. Ahora busque de entre los acompañamientos el que prefiera para servirlo a la mesa. Como sugerencia, propongo unos bistec de chistes o unas escalopas sacadas de algún libro que le haya ayudado.
Para finalizar, sólo busque una bebida que le ayude a digerir la comida y que realce el sabor de lo que acaba de preparar, por ejemplo, un jugo de emoción. Y ya tiene su propio plato de Versículos Graneados.
“¿Qué quise transmitir?, sólo fue algo que Dios permitió que viera. Poco a poco, gracias a conversaciones con hermanos, llegué a la conclusión (guiado por Dios) de que la mayoría de la gente que está en las iglesias no sabe prepararse comida. Está tan acostumbrada a que otros preparen el almuerzo y se lo lleven hasta la boca, que nunca aprendieron (o a algunos se les olvidó) que era responsabilidad de cada uno prepararse la comida para mantenerse bien alimentado. Más encima después nos atrevemos a criticar a los que sí preparan comida. Que el pastor fue muy duro o el apóstol no tiene idea de lo que habla.
Ya, creo que está clarito el mensaje. Por último, y por las dudas, los versículos graneados no son la única receta que existe. También está la cazuela de rhema y el rhema arverjado. Ahí tienes que prepararte el que más te guste, pero hazlo, porque con comer sólo de vez en cuando te va a convertir en un raquítico espiritual.”
Con Cariño, Cristian San Martín.