Friday, October 25, 2013

Tiempo de escuchar

- Yo que tú no lo haría - le advirtió Paz a su amiga, Sonia, frenándole la mano - Mira sus ojos - sugirió.

Sonia, al sentir el tono de seriedad y preocupación de su amiga no tuvo más que hacer que acceder y miró fijamente a los ojos del animal, quien no quitaba la vista de su mano. Ojos grandes, café claro y con una profundidad que sólo se puede ver en los felinos. Patas traseras bien posicionadas para saltar en cualquier momento al ataque. Y es que para ella no era menor el tema, una mano extraña estaba acercándose rapidamente a sus cachorros, tenía que protegerlos.

Lo que pasa es que Eva, la gata de Paz, había dado a luz dos lindos gatitos completamente blancos como ella hace sólo un mes y recién estaban saliendo de su caja-cuna para dar los primeros pasitos por la casa. Por esto, el instinto maternal y protector de Eva estaba al 100% para que nada malo le ocurriera a sus pequeños.

En el momento en que Sonia desistió de querer tocar a los gatitos quiso volver a su posición normal pero lo hizo de forma repentina y brusca, y fue ahí cuando se vio a Eva más enfadada que nunca y el maullido se escuchó en toda la sala, y acto seguido la gata madre, en un acto desesperado, mordió a sus pequeños del cuello y los llevó a la caja-cuna, donde se sintió segura y protegida...

Quince días después, los gatitos ya estaban más grandes, pero el instinto protector de la gata seguía a full. Frente a otra situación riesgosa trató de hacer lo mismo que la primera vez, pero ya no le dio la envergadura física para levantarlos del cuello y llevárselos, así que lo que hizo fue irse ella a la caja y emitir unos maullidos extraños que captaron la atención de sus cachorros y se fueron directo a la caja...


"Acá empieza la reflexión y consta de varias aristas. Primero la arista familiar. Soy padre de 2 lindos niños, y he visto como poco a poco han ido creciendo y haciéndose más fuertes, no sólo en su físico sino que también en sus ideas y maneras de ser, y he notado como cada vez cuesta más agarrarlos del cuello y llevarlos a la caja, obviamente en sentido figurado. Ya no es tan fácil dar una orden y que se cumpla al pie de la letra o hacer que comporten de una u otra forma. Creo que llega un momento en que los padres debemos enseñarle a nuestros hijos a seguirnos más que a obedecernos. Llega un momento en que debemos convertirnos en líderes de nuestros hijos.

Otra arista de esta reflexión es que estoy seguro de que es tiempo de escuchar a Dios. Teológicamente esto se confirma, pero no me quiero referir a eso. Quiero motivarte a que percibas la voz de Dios. A muchos nos gustaría que nos tomara del cuello y nos pusiera en el lugar que Él estime conveniente para nosotros, pero no es el tipo de relación que el quiere tener con nosotros. Dios quiere que lo sigas. Dios quiere que escuches desde donde está maullando para que llegues allá. Ya estamos 'grandes' para que nos tengan que estar llevando, aunque obviamente Dios podría hacerlo. Él quiere que nuestro oído esté atento a sus directrices y que sepamos y queramos seguirlo. 

Dios quiere lo mejor para nosotros y quiere que nosotros lleguemos con su ayuda allá."

Bendiciones.