Wednesday, December 13, 2006

Rhemail N°15: La cita perfecta

La cita perfecta.


¿Recuerdas la última cita que tuviste? ¿Recuerdas dónde fue? ¿Con quién fue? ¿Qué hicieron?...
Ahora, haz memoria y piensa cuál fue la última cita importante que haz tenido. ¿La recuerdas? ¿Te ayudo? Quizás es la vez que te decidiste a invitar a salir a la que hoy es tu novia (o esposa). Quizás es la ocasión en que te juntaste con tu pastor para ponerlo al tanto de tu último plan para conquistar el mundo. O tal vez fue la oportunidad en que saliste con tu amigo (a) que hace mucho tiempo no veías...
No sé cual fue tu cita más importante; tampoco sé cual fue tu última cita. Pero déjame contarte lo que he aprendido este último tiempo, con respecto a estas actividades tan practicadas por los seres humanos del mundo.

Hace unas semanas atrás me puse de acuerdo con una amiga, para juntarnos al día siguiente en una gelatería muy conocida del centro de la ciudad. No era nada romántico, pero sí importante. Era la primera oportunidad de conocernos un poco más a fondo y por último una buena oportunidad para pasar una tarde agradable, principalmente porque es muy entretenido hablar con ella (cuando anda de buenas).
Así que, el día y la hora ya estaban fijados. En la tierra y en el cielo se había sellado un trato. Una cita había sido concertada. Sólo faltaba esperar.
Al día siguiente, o sea, el día de la cita, hice mi vida normalmente. Arreglé todo para estar lo más relajado posible para esa hora y como es costumbre (buena) en mí, llegué unos minutos antes al lugar de encuentro. Diez minutos, para ser exacto. Entré a la galería y pasé por fuera de la gelatería. Eché un vistazo para ver si mi invitada se me había adelantado, pero no fue así. De modo que decidí cerciorarme que hubiese mesas desocupadas... y, para mi “regocijo en el espíritu”, quedaba una. Pensé en sentarme a esperar, pero un pensamiento demoníaco atravesó mi mente: “y si no viene”. Si decidía sentarme iba a quedar expuesto a que, si mi invitada no llegaba, tanto las meseras como los demás clientes del local se dieran cuenta de mi desgracia. Todos se darían cuenta que me habían dejado “plantado”... así que decidí “vitrinear” por mientras. Además, tan sólo faltaban nueve minutos.

Vi ropa, televisores, celulares, zapatillas, helados, ropa, helados, mesas vacías, televisores, helados, celulares, helados, helados, etc. Como puedes darte cuenta, iba a cada instante al lugar clave, después de todo, no quería hacer esperar a mi flamante invitada.

Conforme fueron pasando los segundos y minutos, el pensamiento demoníaco cobraba más y más fuerza... hasta que llegó la hora acordada. Por fin, después de largos diez minutos, ¡¡Llegó el momento!! Me dirigí a la gelatería con la mejor cara de ilusionado que encontré en mi baúl de expresiones faciales. Y fue ahí, cuando al costado de la única mesa vacía del local, la vi... a ella... una silla, también vacía.

Sentí como la rabia y la pena se apoderaban de mí, pero de inmediato “los até, desarraigué y destruí”. Y me dije: “no todos son correctos como yo, algunos son impuntuales”. Pero debo confesar que fue sólo para tranquilizarme, porque por dentro retumbaba, cada vez con más fuerza, el pensamiento que antes era demoníaco y que ahora me parecía lo más profético del día.
En conclusión, aproximadamente treinta minutos más tarde, decidí irme a tomar la micro, sin antes preguntarle a Dios si realmente estaba dentro de sus planes soberanos el que yo perdiera tiempo y dinero en vano, sumado a la frustración, vergüenza y pena que sentía. Luego cruzó por mi mente la idea de que Dios quería enseñarme algo, y casi instantáneamente, la respuesta del cielo vino:

“En esta parte necesito toda tu atención. ¡Toda! Así que te recomiendo que cierres el Messenger o que te pongas “No disponible” por un momento. Porque debo contarte algo que me hizo bajarme del pedestal que me había subido. No te imaginas la cantidad de veces que haz dejado plantado a Dios. No me mires así, sé que suena raro, pero es lo que Dios me dijo. Así que antes de juzgarme, termina de leer.
Cada convocatoria que se realiza en tu ciudad, es una cita que Dios preparó para encontrarse contigo. Compartas o no las formas de la iglesia que organiza el evento, si llegó a tus oídos fue porque Dios lo quiso y Él preparó ese día para tener una cita contigo.
Para los que dicen que siempre van a todos los congresos y seminarios, no crean que ya están a un paso del cielo, porque cada domingo el Creador de todo lo que existe arregló una cita para juntarse a pasar unas horas junto a ti. A veces simplemente para estar contigo; no para hablar, no para escuchar; simplemente para estar contigo. Para verte el rostro, sentir tu aroma, y todo lo romántico que te puedas imaginar.
Si con esto aun sigues pensando que tú no eres de los que dejas plantado a Dios, déjame continuar. El Personaje más importante de la historia agendó cada martes (el día puede variar) una cita personal contigo en las células (o reuniones más pequeñas). Pareciera ser una niñería, pero te estoy diciendo lo que Dios me dijo que te dijera. Cada día en que hay alguna actividad de tu congregación, es una cita romántica que Dios preparó especialmente para encontrarse contigo.
Ahora, hay un último grupo de citas, a las que muchas veces faltamos. Muchas veces Dios te ha llamado personalmente a orar a horas raras. Muchas veces Dios te ha dicho que quiere ser el primero a quien tú dirijas tus palabras. Muchas veces Dios te ha pedido que dejes la tele un rato, para tener una cita contigo, pero pensamos: Dios puede esperar, la teleserie no. Sé que el mensaje es sencillo, pero si lo estás leyendo es por algo, no sigamos dejando plantado a Dios. Yo lo viví hace muy poco y no se siente nada bien, y eso que lo planeé de un día para otro, imagínate como se siente Dios habiéndolo planeado hace una eternidad...
Para terminar, te comunico que encontré la clave para la cita perfecta... “La cita perfecta ocurre cuando llegan las dos personas”. Así de simple. ¡Créeme!
Con cariño, Cristian San Martín.

4 comments:

Marcela said...

... ...
Me dieron ganas de llorar...
No sé cómo decirte que estoy completamente de acuerdo y lo he hecho y me ha pasado y todo junto jeje.
Lo que me llamó más la atención es que en un momento así dijeras: "uups, tal vez Dios quiera decirme algo"... creo que esto es importantísimo.
Una amiga me enseñó que la sabiduría también tiene que ver con extraer lo dulce de toda situación difícil.
Ahora entiendo ese versículo que dice: "...si entresacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca..." ... lo que me falta es aplicarlo jiji...
es que igual es difícil po!
Pero, bueno, gracias por compartir tus revelaciones!

RHmostopositivo said...

1.-jajajjajajajaj por la primera parte
2.-nunca he tenido ninguna cita asi que no se como es la tencion del momento
3.-en parte estoy de acuerdo pero en parte no ,porque creo que no solo en las actividades iclesiasticas Dios tiene una cita con nosotros, si no que tambien podemos invitarlo a el apartar un dia o horas solo para el y nadie de la iglesia..
en un lugar donde las miradas no estan sobre nosotros ...
un saludo a las distancia

Anonymous said...

Rhmostopositivo dijo: "tambien podemos invitarlo a el apartar un dia o horas solo para el y nadie de la iglesia.."
Una cita perfecta dijo: "Muchas veces Dios te ha llamado personalmente a orar a horas raras. Muchas veces Dios te ha dicho que quiere ser el primero a quien tú dirijas tus palabras. Muchas veces Dios te ha pedido que dejes la tele un rato, para tener una cita contigo"

Bueno, ahí está, jijijiji.
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Y en torno al mensaje, está re-bueno, no me hizo llorar ni nada, pero me hizo reflexionar sobre las veces que he hecho esperar a Dios (y las veces que Él me ha hecho esperar, jajajaja)

bueno, parece que tengo que cambiar hartas cosas todavía.
Visiten mi blog, subí otro artículo, les va a gustar.

Anonymous said...

Mi fotolog es www.fotolog.cl/skrito veanlo please, estoy debiendo post, jajajaja