Había una vez un músico que quería crear un instrumento perfecto. Luego de varios estudios llegó a la conclusión que la más cercano a la perfección podría lograrlo mediante un instrumento de cuerdas. Él tenía el sonido en su mente. Sabía como debía sonar, y tenía que hacer el aparato para lograrlo.
Luego de unos días de pruebas, detectó que se producía un sonido parecido al que él quería, si tensaba una cuerda. Y que lograba sonidos distintos si aplicaba más o menos tensión. Luego, haciendo pruebas por toda la casa, con una tabla de un metro aproximadamente y una cuerda amarrada a ambas puntas. Con el dedo la tensaba y soltaba, generando una vibración en la cuerda que producía un sonido muy particular. Fue así como llegó a la cocina, y al pasar por el lado de una olla vacía hizo sonar la cuerda y algo extraño pasó.
- Esto se parece a lo que yo quiero lograr – se dijo el hombre.
Probó la cuerda de muchas formas distintas cerca de la olla y decidió fusionar la olla con la tabla y la cuerda. Así, estaba logrando el objetivo. Lograba mantener el sonido por más tiempo, debido a la caja de resonancia que le había agregado.
- Mmmmm... pero siempre suena igual – pensó insatisfecho el inventor.
Lo que pasa es que en su mente, tenía una mayor variedad de sonidos posibles con el mismo instrumento. Trató de ir cambiándole la tensión a medida que iba tocando, pero le resultó muy incómodo.
- ¿y si le pongo una cuerda más? – se dijo mientras iba al taller a buscar los implementos necesarios.
Luego de varios intentos, y de probar hasta con veintisiete cuerdas en un mismo instrumento y con diferentes tensiones, aun estaba insatisfecho. Encontraba monótono el sonido, sin gracia, sin chispa. Aun cuando todas tenían tensiones distintas.
Cuando estaba a punto de rendirse se le cortó una cuerda y no tenía más del mismo tipo, así que le puso una un poco más gruesa.
- Sólo para terminar pronto con las pruebas – pensó.
Al hacerla sonar, se dio cuenta que estaba cada vez más cerca de lo que quería lograr desde un principio.
Luego de varias pruebas y modificaciones terminó el instrumento. Y le mandó una carta a la escuela de música más importante del mundo:
“He construido el instrumento perfecto, consta de una tabla, una olla y seis cuerdas distintas y con tensiones distintas.”
Por supuesto, la reacción fue inmediata de parte de la escuela de música. Una burla generalizada. Todo distinto, ¿y la armonía dónde está? Ese instrumento nunca va a ser popular... Y más encima tiene un nombre tan ridículo... Guitarra... jajajajajaja...
“Para aclarar el mensaje de la reflexión tengo que decir que hay alguien que planeó absolutamente todo. No creo que haya hecho tantas pruebas como el hombre que inventó la guitarra (aclaro que es una historia inventada por mí) pero sí se parecen en algo. En que ambos sabían como debía sonar el instrumento al terminarlo. El señor Yeshúa sabía cómo debía sonar su iglesia desde un principio y por eso hizo todas las “cuerdas” distintas y con tensiones distintas. Tú eres distinto a cualquier persona que exista o que haya existido. Y los que están alrededor tuyo también son distintos todos y cada uno de ellos. Aprendamos ésto, y llegaremos a llevarnos mucho mejor... Cada cual está a una tensión distinta, viviendo procesos distintos y con debilidades distintas... pero todos somos parte de la misma guitarra...”
Que el más grande de todos, los bendiga y los guíe en todo momento. Shalom.
Cristian San Martín.