Tuesday, February 14, 2012

María en el psiquiatra


¿Puedes imaginarla? Temerosa. El sistema nervioso ya le ha jugado malas pasadas antes, pero ahora es peor. El cuerpo entumecido por completo y en frente un tipo con más cara de enfermo que de doctor que le dice, “Relájese y cuénteme qué le pasa”.

Que sencillo parece, ¿no?

-                     ¿Relajarme? – piensa María - ¿Cómo? ¿Se puede con ud. delante de mí? – se le dibuja una sonrisa irónica.

El doctor, una eminencia en el área de la psicología y la psiquiatría. Las condecoraciones abundan en las paredes de su consulta. Tiene diplomas que nadie antes de él posee y nadie después de él se ha ganado. Pero, aún así, a María no le bastaba para hablar de “su problema”. No la critiques. No es fácil lo que está pasando. Y aunque parezca imposible que a una mujer le cueste hablar, acá tenemos una. La única talvez, pero existió.

-                     ¿Cómo empiezo? – balbucea la mujer.
-                     Por el principio – responde el doctor con tono misterioso, sin notar lo estúpidamente obvio de su respuesta.
-                     Soy la mamá de Dios – piensa decirle ella, pero se arrepiente. – soy virgen y tengo un hijo – piensa, pero tampoco le convence. Y el doctor anota cosas de forma muy rápida y seguida en su pequeño cuaderno.
-                     Déjeme pensar un momento, para ordenar las ideas – le dice finalmente María al doctor, y se para frente a una ventana a formar el discurso.

Hola, mi nombre es María, soy esposa de José el carpintero, y hace 8 años y medio me visitó un ángel de Dios, diciéndome que tendría un hijo del Espíritu Santo y que éste sería el salvador del mundo y Dios mismo”.
Con la primera parte del discurso, incluso María se enviaría al manicomio, pero aun así siguió.
“Ahora el pequeño Jesús tiene un poco más de 7 años y no sé como tratarlo. No sé si regañarlo cuando no quiere comer o no volver a cocinar eso porque a Dios no le gusta. No sé si alzar la voz cuando me enojo o ir a pedirle perdón por pensar en alzarle la voz. No sé si hablarle u orarle. No sé si hacerle cariño o cantarle alabanzas. Mi hijo es Dios, ¿lo trato como hijo o como Dios?”.
Luego de un par de minutos tratando de armar el discurso María se dirigió decidida al sillón en el que empezó la consulta, pero no a desahogarse con el doctor, sino que tomó su cartera, sacó unos billetes y le pagó al doctor.

-                     No se preocupe doctor, talvez vuelvo otro día – le dijo al hombre, mientras le extendía la mano con la cancelación de la consulta.

El doctor la tomó dubitativo. Y María se fue, no porque haya encontrado la respuesta a sus inquietudes, sino que porque si hablaba de lo que le estaba ocurriendo lo menos que podía pasarle era que la encerraran bajo siete llaves y con 3 camisas de fuerza reforzadas en el manicomio más apartado del mundo. Y tomó la mejor decisión que podía tomar...

“Antes de contarte la decisión que tomó María, déjame cerrar la idea. A veces nos pasa exactamente lo mismo que a la mujer de la historia que leíste recién. Tenemos un Dios tan cercano como un hermano. Tenemos al creador del universo tan cerca como cualquiera de nuestros amigos. Tenemos al que oye los pensamientos de todo el mundo, oyendo los tuyos desde dentro de tu corazón. Tenemos al que diseñó el ADN de cada especie con nosotros cuando comemos, cuando dormimos, cuando pecamos, cuando caminamos y siempre. A veces se nos olvida que él es Dios, y que es él el que se encarga de las labores de Dios y no nosotros, por muy amigos que seamos. Y a veces se nos olvida que es nuestro papá, nuestro hermano, nuestro amigo, nuestro novio. ¿Cómo tener confianza sin ser irrespetuoso (balsa)? ¿Cómo ser un buen siervo sin ser frío y distante?
Ahora te cuento lo que decidió María. Preguntarle a Él mismo, cómo se hace para relacionarse con un papá-Dios y un Dios-papá. Si sabe cuantos pelos tiene tu cabeza y tu cuerpo entero, sabrá como hay que tratarlo. Últimamente en todos los consejos que me ha tocado entregar, he finalizado con la llave para cualquier problema. La intimidad con Dios. Esa intimidad nos dará una correcta relación con él. Ni muy balsa, ni muy frío. Ni muy distante ni muy confianzudo. La intimidad nos dará el tino necesario.”


Con mucho cariño para todos. Cristian San Martín.

Sunday, January 22, 2012

8.8 en la escala de recuerdos


Lentos pasos llevan a un cansado hombre a la cima del monte. El motivo es un tanto confuso, pero aun así mezcla el miedo y la ansiedad. El gentío espera, no lo siguen a todos lados como debieran, pero no es para juzgarlos, el temor se apodera de todos y paraliza las voluntades sin misericordia alguna. Al llegar a la cima ocurre lo que, según cuenta la historia, fue un hecho asombroso. El Eterno, Rey de reyes y Señor de señores hizo temblar aquel monte y todo lo que estaba cercano, estremeciendo con potencia la tierra... Así Dios le entregó los mandamientos a Moisés.

Lentos pasos llevan a un cansado y dolorido hombre a la cima del monte. El motivo es un tanto confuso (para los que lo rodean), pero aun así mezcla el miedo y la ansiedad. El gentío espero, otros escapan, pocos lo siguen a todos lados como debieran, pero no es para juzgarlos, el temor es cruel y hace romper promesas. Al llegar a la cima ocurre lo que, según cuenta la historia, fue un hecho asombroso. El Eterno, Rey de reyes y Señor de señores hizo temblar aquel monte y todo lo que estaba cercano, estremeciendo con potencia la tierra... Así Jesucristo dio su vida por nosotros.

Pero no te distraigas de lo central. Busca entre las muchas similitudes la más importante para la historia. En ambas hay un monte, pero no es lo central. En ambas hay un hombre, y hombres muy importantes, pero no es lo central. En ambas, y como en otras ocasiones bíblicas, Dios estremeció la tierra e hizo temblar todo con su poder.

Ahora, piensa por un momento en la tierra... La tierra pasa desapercibida en estas historias, pero es un personaje muy importante en todo esto. ¿Piensas que fue fácil para la tierra soportar el poder del Eterno? ¿Crees que no sufrió al ver que el temblor de ella asustó al pueblo de Israel  y lo alejó de una relación más cercana con Dios? ¿Piensas que no le dolió sentir la pena de Dios al ver a su hijo morir y sentir gota a gota caer la sangre del Salvador del mundo sobre sí? Fueron momentos traumatizantes para la tierra. No los pudo superar nunca, hasta el día de hoy. Los recuerdos imprebicibles e implacables la hacen tiritar una y otra vez, produciendo sin querer pequeños temblores en la superficie. Pero no son los recuerdos los que más afectan, porque aun siendo terribles y despiadados en muchas oportunidades puede contralar el impulso y no temblar. Son los sueños los que más la atormentan. Pero que digo sueños, pesadillas. Pesadillas que la hacen sudar, llorar y temblar. La afectan a tal grado que provocan, sin querer, grandes terremotos en el mundo. Despierta aun llorando, con un frío recorriendo su espalda, con la sensación de soledad que la hace desesperar aun más y no encontrar el consuelo para la sanidad que su alma necesita...

Siendo completamente sincero, no estoy seguro de que eso sea así, pero si la tierra sintiera y pensara como tú y como yo, seguramente así sería. Los recuerdos. Silenciosos y despiadados. Escalofriantes inquilinos de nuestra frágil y vulnerable mente. Seguro que entiendes a lo que me refiero. Escenas que se repiten una y otra vez sin control aparente provocando verdaderos terremotos internos y sumiéndote en una soledad inexplicable. Sucesos de tu vida que te da vergüenza que alguien más los sepa. Acontecimientos que sabes que nadie entendería. Muchos que ni siquiera tú te haz perdonado aun.

Aclarando un poco el tema, existen dos tipos de recuerdos negativos, los provocados por Dios y los provocados por el enemigo. Los provocados por Dios el único objetivo que tienen es llevarte al arrepentimiento y la sanidad. En cambio los provocados por el enemigo son para llevarte a la amargura, al pecado y a alejarte emocionalmente de Dios. Dios te recordará sucesos negativos que no hayas sanado, el enemigo te recordará muchas veces los que ya aclaraste con Dios y por los cuales ya pediste perdón. Para hacerte caer en amargura, dudar del perdón, y de la  comunión que puedes llegar a tener con el Padre.

El Señor siempre instó al pueblo de Israel a recordar, pero recordar las cosas que Él hizo por ellos. El resto, los otros recuerdos, deben ser usados de una forma correcta. Y sino, si un recuerdo te provoca tormentos y pesares, o estás en rebeldía y no te quieres arrepentir o es el enemigo que te está zarandeando… 


Sin otra intención que aportar. Cristian San Martín Amaya. @CosAmaya

Monday, January 09, 2012

La venganza de las palomas

- Les digo que no había forma de quitármelo de encima. Fue desesperante. A donde fuera me seguía. – Dijo la más blanca de todas.

- Si, si, si. – Continuó la gris. – y cada vez son más. Yo creo que debemos hacer algo.

- Pero siempre hemos sido pacíficas. – Respondió la blanca. – No nos vamos a poner agresivas ahora, ¿o sí?

- ¿Y por qué no? – Preguntó ofuscada la negra. – Esto ya se está pasando de la raya, no podemos vivir arrancando toda la vida por culpa de unos imbéciles que creen cosas que no son.

- A propósito, ¿de dónde salió la idea que debían adorarnos? – preguntó la gris. – porque a alguien se le debe haber ocurrido.

- Todo partió cuando el creador decidió usar nuestra forma para manifestarse a su pueblo. Llegó en forma de una paloma y se posó en su hijo – explicó una vieja y gorda paloma que hasta el momento no había intervenido en la reunión.

- Pero hasta nosotras entendemos que esa no es razón para adorarnos, fuimos sólo un instrumento. Sólo eso, y al que hay que seguir y adorar es el mismo Creador de todo lo visible y lo invisible – Exclamó a viva voz la gris.

- Yo creo que debemos hacer todo lo posible para que entiendan que no merecemos adoración… algo que los ahuyente de nosotras y que incluso nos detesten. Algo como… - La negra bajó la voz hasta el punto en que tuvieron que acercarse para oírla.

- ¡Qué asco! – gritó la blanca.

- Eso es una ordinariez – intervino la gris – tenemos nuestros baños, no hay necesidad de hacer algo tan sucio.

- No – dijo la negra – no es por necesidad biológica, es para alejarlos y para que entiendan que nosotros no tenemos nada que sea digno de adoración. Que podemos llegar a ser tan asquerosas que incluso nos odiarán, pero de esa forma, entenderán que el Creador es el único que merece adoración. Así que, compañeras, preparen sus esfínteres, traigan yogurts para el transito lento y dispónganse a volar y a…

Luego de aquel discurso, las palomas hicieron lo que hasta el día de hoy hacen. Volar y lo otro. Comer maíz o migas de pan en las plazas y lo otro. Todo lo que hacían normalmente… y lo otro.

El mensaje, tal vez no está tan claro, pero es simple. En muchas ocasiones perdemos el enfoque correcto y ponemos nuestra atención en los utensilios y no en quien los está usando. Por eso hay tantos santos y vírgenes en la iglesia católica. Por eso hay tantos líderes millonarios y hermanos pasando necesidad en las iglesias protestantes. Por eso hay tanta gente mirando hacia el lado o hacia abajo, y tan poca gente mirando hacia arriba.

No sigamos a las palomas. Los ministros no pueden llegar a ser más que un simple utensilio. Los curas y monjas no pueden llegar a ser más que un utensilio.

Si sabemos más de las palomas que de Dios, vamos mal. Si conocemos más a los líderes que al Señor, vamos mal.

Creo que debemos reaccionar, o si no, Dios se verá en la obligación de hacer volar a cada ser adorado y si las palomas hacen lo que hacen, no quiero ver lo que pueden llegar a hacer los pastores.

Solo buscando aportar. Cristian San Martín.