Friday, August 30, 2013

Poke-Moisés.


Iba caminando por las calles de nuestra ciudad un típico y común pokemón. Se paseaba por cada lugar con sus zapatillas anchas de lengua inflada, su pelo aplastado adelante y parado en la parte del medio. Su caminar, también clásico de esta tribu urbana, brazos caídos y dando saltitos en cada paso. Caminó y caminó hasta llegar a la alameda, ahí ocurrió lo más impactante de su vida. Aún más impactante que la vez que estuvo en “El diario de Eva”, porque su amigo se estaba volviendo “Emo”. Al medio de la alameda vio un árbol que se estaba incendiando. Pensó en llamar a los bomberos, pero “algo” lo detuvo ahí, mirando aquel espectáculo inusual. Le llamó profundamente la atención. Y más aún, cuando, luego de un largo tiempo notó que no paraba de arder.

-¡Que raro! – dijo nuestro poke-amigo.

El árbol ardía y ardía, pero no se quemaba.

Nuestro amigo miraba desde lejos, cada vez más sorprendido. Comenzó a acercarse, temeroso y dubitativo. Cuando estaba a una distancia de 5 metros, oyó una voz que le dijo:

- Moisés.

Se volteó para ver quién le había hablado, pero no había nadie.

- ¡Moisés! – Repitió la voz.

Ahora nuestro amigo supo que la voz provenía de la misma dirección en que estaba el árbol encendido.

- Mmmmmmmmmmm, ¿habrá alguien atrás del árbol? – Pensó, mientras se movía hacia el lado para alcanzar a ver algo.

Pero no encontró nada.

- ¡Ya poh Moisés, no te hagai el tonto, soy yo, el árbol! – Dijo la voz.

Ahí Moisés abrió los ojos lo más que le daban los párpados y abrió la boca lo más que le daba la mandíbula. Miraba hacia todos lados para ver si alguien más había escuchado la voz que salía del árbol. Luego, se asustó mucho y se acercó rápido para ver si se estaba quemando alguna persona junto con el árbol. Pero cuando se acercó a una distancia de 3 metros, escuchó la voz:

- Moisés, quita las “Converse” de tus pies porque el lugar que pisas, santo es.

Moisés, sorprendido al máximo, desató el nudo de sus zapatillas, se las sacó, y siguió caminando hacia la gran llama. Al volver a su casa, nunca fue el mismo. Tenía una misión en la vida, y una razón de vivir. Todo por un fuego que no se apagó.

Estoy seguro que si llevas un tiempo en el evangelio, tuviste tiempo en que experimentaste el estar encendido por Dios. Ahora quiero llevarte a un nuevo nivel. Mantenerte encendido. No dejes que el agua de los malos amigos apague tu fuego. No dejes que la soledad te apague el fuego. No dejes que la flojera te apague. No permitas que el sistema apague tu llama. Por último, no puede haber fuego si no hay oxígeno. El oxígeno es la comunión con el Mesías, con su palabra y con la oración. Puedes ser una zarza que arda por siempre. Que arda y arda y no se consuma.
Para terminar, a muchos les llama la atención un árbol que arde, pero cuando se apaga vuelve todo a ser lo mismo. Pero un árbol que arde y arde sin consumirse, no sólo llama la atención, sino que impacta. Transfórmate en un árbol que arda sin apagarse y podrás impactar a otros. Ya sea amigos, hermanos, padres, tíos, primos o vecinos. Si ardes sin consumirte, los impactarás y podrás guiarlos a la santidad (quita las Converse de tus pies porque el lugar que pisas es santo) y a una vida con propósito (el Moisés de la biblia luego de hablar con la zarza supo cual era su propósito). Arde sin parar, y verás como los poke-moisés que andan en el desierto llegan. Arde sin parar, y verás como los Punkis que andan en el desierto llegan. Arde sin parar, y verás como los Metaleros que andan en el desierto llegan. Arde sin parar, y verás como los Ponzios que andan en el desierto llegan. No dejes que nadie apague tu fuego.”

No comments: