Uno de los más grandes desastres de la naturaleza son
los incendios forestales. Muchas hectáreas de bosques pueden
perderse en tan sólo unas horas. Mucho trabajo, mucho sacrificio,
mucho dinero, muchos sueños, muchas expectativas se pueden perder
por un incendio forestal. Para cualquier persona sería lamentable
este acontecimiento, y creo que nadie se atrevería a hacer algo así
a propósito. Salvo, si hay un rencor muy grande en contra del dueño
de esas hectáreas.
Otro aspecto que hay que notar, es que un incendio
forestal no parte con un fuego del tamaño del bosque. Siempre parte
con un fuego muy pequeño en relación al tamaño del bosque. No es
necesario un fuego gigantesco para quemar un bosque gigantesco. Sólo
basta que un árbol se empiece a quemar.
Por último, hay un factor que, en la mayoría de los
casos, determina si los bomberos podrán parar el incendio o no. Se
trata de la velocidad del viento. En palabras sencillas: “si el
viento está soplando muy fuerte, los bomberos nunca podrán parar el
incendio”. Esto no sólo se ve en los bosques, sino también en los
incendios de ciudad, si “hay viento”, lo más probable es que se
queme más de una casa, o salgan afectadas más de una. El viento
hace la diferencia entre un gran incendio y un grupito de árboles
chamuscados.
“Quiero invitarte a hacer un desastre. Te estoy
invitando a hacer uno de los más grandes desastres de la historia de
la humanidad. Te invito a hacer un incendio forestal. Hay un número
gigantesco de hectáreas que podemos incendiar. Te estoy invitando a
hacerle mucho daño al dueño de esas hectáreas, a causarle muchas
pérdidas y mucho daño. Te quiero
invitar a incendiarle los bosques al diablo.
Hay muchos bosques disponibles y tenemos las ganas de causarle daño
al enemigo... ¡Lo tenemos todo!
No creas que tu llama es muy poca para afectar a tu
generación. No creas que el bosque de los jóvenes de Chile es muy
grande para ti. No pienses que las comunicaciones son un bosque
demasiado imponente para tu llamita. No creas que la política es un
bosque que nunca podrás incendiar con tu llama. Tú
solo, nunca podrás, pero tu llama
puede quemar a muchos y provocar el incendio necesario. Talca no es
un bosque demasiado grande para nuestra llama, porque tenemos un
factor preponderante a nuestro favor. Tenemos el viento del espíritu
santo. Tenemos un viento que está soplando con más fuerza que
nunca, dispuesto a encender toda nuestra nación. El santo espíritu
ya está soplando, sólo arde. Tú ocúpate de arder, y el espíritu
santo se ocupará de propagar ese fuego. Pero arde. Arde. Arde. Tu
pequeña llama puede incendiar el bosque más grande que exista.
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